sábado, 20 de abril de 2024

Jerzy Kosinski: Desde el jardín

Idioma original: inglés

Título original: Being There

Año de publicación: 1970

Traducción: Nelly Cacici

Valoración: se deja leer

Desde el jardín, del escritor polaco-estadounidense Jerzy Kosinski y novela célebre, sobre todo, debido al éxito que tuvo su adaptación cinematográfica (protagonizada por Peter Sellers), parte de una idea ingeniosa, sin duda, en su momento, hace más de 50 años, pero que me temo que hoy en día suena más que manida: Chance, un tipo que desde niño ha vivido encerrado en la mansión de un viejo ricacho, encargándose de cuidar su jardín (lo que viene a llamarse secuestro de menores y esclavitud, vaya) y sin más conocimiento del mundo exterior que el que le llega a través de la televisión, se ve arrojado, de un día para otro, a ese mundo que casi desconoce y con un mano delante y otra detrás...

Sin embargo, por un azar realmente muy azaroso Chance entra en relación con la élite financiera y política norteamericana y aun mundial, entre la que, merced a sus sencillos comentarios, su buena presencia y, sobre todo, su laconismo que le dota de un aura de inteligencia, es considerado por todos como un prohombre e incluso un gurú en asuntos económicos. Todo sin que él llegue a enterarse de por donde le da el aire, ni siquiera en lo referido a cuestiones más íntima -de hecho, se describen un par de escenas eróticas bastante chuscas a causa de ciertos malentendidos-; tanta candidez, por no decir estulticia, podría resultar inverosímil, si no fuera porque estamos ya acostumbrados a ver cómo alcanzan el éxito personajes que parecen más simples que un capazo (eso, o directamente son unos perturbados: ahí tenemos a un ex-presidente de EE.UU. que puede repetir en el cargo, del que no sabemos si resulta ser más sinvergüenza que megalómano o viceversa, a un presidente de Argentina que habla con su perro muerto y se compara a sí mismo con Lobezno... o, sin ir más lejos, a una presidenta de Comunidad autónoma española claramente ida y cuya vocación de frutera no le ha impedido rodearse de chorizos...).

Así pues, la novela se puede leer como una renovación irónica del mito de la caverna de Platón o el del buen salvaje. Incluso, si se quiere, del cuento aquel del rey desnudo al que sólo un niño se atrevió a decir la verdad. Porque, pese a que encontremos algún momento más jocoso y/o cargado de mala leche, en general el libro no deja de ser un relato alargado en el que incluso el sencillo estilo utilizado recuerda un poco al de los cuentos infantiles. Lo cual, seguramente, era la intención de su autor y bien que está conseguido, aunque, a estas alturas de mi vida lectora, el resultado se me ha quedado un poco escaso y, como ya he comentado, un tanto manido. Puedo entender el entusiasmo que provocó esta historia cuando apareció, en plena era hippy, pero no el que, por lo visto, despierta aún en algunos lectores/as. De ahí mi valoración, que quizás pueda parecer un tanto severa, aunque, en este 2024, creo bastante justa. 


Otros títulos de este escritor reseñados en Un Libro Al Día: El pájaro pintadoPasos

viernes, 19 de abril de 2024

Natalia Ginzburg: Valentino

Idioma original: Italiano
Título original: Valentino
Año de publicación: 1957 
Traducción: Andrés Barba
Valoración: Recomendable

Me gusta visitar de vez en cuando obras que en el pasado disfruté. Una autora que nunca decepciona cuando lo hago es Natalia Ginzburg. No sólo porque sus libros suelen ser bastante cortitos y por tanto ágiles de releer, sino porque el paso del tiempo jamás empaña su calidad.

Prueba de ello es Valentino, una novela breve que me ha deslumbrado tanto ahora como cuando la caté por primera vez hace años. Todo en ella es pura Ginzburg: la prosa, el tono, el ritmo, la trama, los personajes, los temas...

Trata sobre una familia pobre que ha depositado demasiadas expectativas en su hijo varón, un vividor y vago de cuidado. Este hijo se casará con una mujer rica, para disgusto de sus padres y hermana. Otra hermana, la narradora de la historia, relata cómo semejante decisión afecta a cada uno de los implicados.

Ginzburg, siempre alejada de la hojarasca estilística y los histrionismos narrativos, nos obsequia con una ficción sencilla (que no simple). A dicha ficción la caracterizan una prosa de un oficio tan innegable como invisible, el costumbrismo de su argumento, lo verosímiles que se antojan sus personajes, la sensibilidad que derrocha y la tristeza que evoca. Insisto: Valentino es pura Ginzburg. 


También de Natalia Ginzburg en ULAD: Aquí

jueves, 18 de abril de 2024

Jon Fosse: El otro nombre (Septología I)

Idioma original: noruego

Título original: Det andre namnet

Traducción: Cristina Gómez Baggethun y Kirsti Baggethun

Año de publicación: 2019

Valoración: Muy recomendable


Estas cosas a veces pasan, pocas veces pero algunas sí. Ahora ya sé que Jon Fosse es un autor bastante prolífico, que lleva como cuarenta años publicando novela, teatro y poesía, y candidato in pectore al Nobel desde hace tiempo. Pero yo, ignorante de todo esto, le descubro por pura casualidad, podríamos decir por intuición, en la estantería de cierta librería de la que he hablado varias veces. Un libro que parecía tener algo interesante, el primero de una septología (¡), algo que ojeando sobre la marcha tenía pinta de prosa moderna, fresca… El caso es que el libro pasa a la cola de los pendientes, y queda ahí en la balda colocadito cerca de otros autores nórdicos, como Enquist, Ulven o Kivirähk. Y de repente, resulta que le dan el Nobel. Por una parte, me siento un poquito orgulloso de mi olfato literario, y por otra algo avergonzado de haberle tenido cogiendo polvo tanto tiempo.

La citada septología es una de sus obras más recientes, iniciada en 2019, y la que tenemos aquí, la primera de sus entregas que, por lo poco que sé, parece muy influenciada por algunas experiencias personales en relación con el alcohol y la religión.

El monólogo interior es un recurso narrativo del que yo creo que se ha abusado un tanto. Quizá seduce a algunos autores porque, aunque es ya bastante antiguo, conserva una apariencia moderna, más aún si se fuerzan un tanto las reglas de la sintaxis o se escamotean signos de puntuación, por ejemplo. Además, parece algo fácil de utilizar, suficiente con largar parrafadas mezclando muchas cosas, dejar fluir el pensamiento y generar una sensación de confusión e intensidad. El resultado no siempre es bueno, pero cuando se consigue, la lectura se hace sugerente y la información va calando de forma penetrante.

Jon Fosse lo hace muy bien. Su monólogo se funde a ratos con un relato en primera persona, y en él encontramos reflexiones, recuerdos, deseos, tal vez sueños, escenas reales, sin que sea posible, y es uno de sus grandes logros, determinar a cuál de estos grupos pertenece lo que se cuenta. Se presentan simultáneamente en un mismo relato, de apariencia coherente, distintas posibilidades de una misma vida, las opciones que se abandonaron y las que el destino convirtió en imposibles, todo protagonizado por un único personaje que se desdobla, se observa a sí mismo o a su otro yo posible, e interactúa en aquellos otros escenarios, pasados o imaginados, quizá intentando enmendarlos, o solo para rememorarlos. Si quieren, la monserga de la autoficción, sí, pero que cuando se le hace funcionar de verdad es una opción tan válida como otra cualquiera.

El pintor que colocaba los cuadros vueltos contra la pared hasta no haber encontrado en ellos la luz que buscaba, el alcohólico al borde del colapso, el hombre que perdió a su pareja y que no recuerda si tuvo un hijo o solo lo deseó, uno y varios personajes que desde sus pequeñas casas aisladas parecen ser atraídos hacia la ciudad, donde quizá se encuentre el nudo donde se reúnen todas las trayectorias. 

Esa inmersión entre tinieblas y nieve que cae incesante tiene algo de insana, provoca cierta desazón y transmite el profundo cansancio que pesa sobre el protagonista. Pero al lector, a mí al menos, le deja la gratificante sensación de darse cuenta de que está fuera de ese mundo sombrío y aplastante, y puede disfrutar de maravillosas escenas como la de la pareja que pasa el rato en un solitario parque infantil sin más aliciente que el sentirse juntos, o las sucesivas caídas del pintor, quizá un guiño bíblico, a la espera del aguardiente. La doble presencia del lector, dentro y fuera del relato, por momentos sumergido en la narración, viendo, sintiendo, quizá sufriendo, y un segundo después a salvo en el sillón de su casa.

Mucho talento para llevar a buen puerto toda esta complejidad, mejor dicho, primero crearla a partir de algo de apariencia tan sencilla, y después desarrollarla y culminarla creando la atmósfera adecuada, solo a base de inteligencia, buena mano y una prosa limpia, sin trucos ni artificios. Vamos, calidad como para dejarle a uno a muy poco de ir a por el segundo volumen, y empezar a corregir errores.


Otras obras de Jon Fosse reseñadas en ULADBlancura

miércoles, 17 de abril de 2024

Reseña + Entrevista: La visitante de Alberto Chimal

Idioma original: español

Año de publicación: 2022

Valoración: entre recomendable y muy recomendable

Gabriela, originaria de Toluca, abandona su pueblo ciudad natal para cursar contaduría en la Ciudad de México. Como muchos jóvenes forzados a tomar decisiones vitales prematuramente, encuentra poco placer en su carrera, asistiendo a clases más por rutina que por interés. Su vida toma un giro al descubrir, gracias a su prima, un taller de teatro que la cautiva de inmediato (obviamente, en gran parte gracias al profesor). La novela comienza con estas incursiones de Gabriela en el mundo del teatro, lo que la lleva a cuestionar sus preconcepciones "provincianas". Durante esta etapa, su vida transcurre con relativa calma, aparte de las dificultades típicas de cualquier “estudihambre” normal.

Los conocedores de la obra de Alberto Chimal anticiparán un giro hacia lo paranormal o fantástico, y así sucede. Como sugiere el título, una presencia emerge de una especie de limbo (“l frontera”) para alterar radicalmente la existencia de Gabriela, exponiéndola a ciertos secretos turbios del taller de teatro y a la realidad social de su país. La temporalidad es crucial, situando la narrativa a inicios de los años 70, una época marcada por la desilusión juvenil, las secuelas de represiones estudiantiles y un choque generacional entre conservadurismo y nuevas ideas.

Esta novela tiene muchos elementos que suponían un riesgo al fracaso. Escribir una novela sobre fantasmas y posesiones en un país azotado por la violencia, como lo es México, supone el riesgo, por un lado, de herir susceptibilidades, y por el otro, de quedarse corto. De que los hechos, por paranormales que puedan ser, no superen al terror real con el que tienen que convivir los habitantes de la tierra de los magueyes. ¿Por qué alguien se interesaría por aquellas almas que habitan ese limbo llamado “la frontera”, cuando hay una frontera real, un desierto donde las mujeres tienen la esperanza de vida más baja del país?, ¿Por qué a alguien le preocuparía la posesión de una niña por el alma en pena de una mujer asesinada, cuando hay miles de madres aterrorizadas por el fantasma de sus hijas y hermanas, y que las acompañaran hasta que ellas mismas, de una manera u otra, cruzan a su vez esa frontera? Acaso abordar este tema desde el punto de vista de una niña, y añadiendo elementos fantásticos sea una forma de lidiar con una situación que, de otra manera, sería insostenible (vaya que cuesta ver directamente a la cara a la realidad). 

Pese a que el tono de la novela recuerda mucho a lo que usualmente se cataloga como “literatura juvenil”, caracterizada por adolescentes en pleno descubrimiento de sí mismos y adultos antagónicos, Chimal maneja el tono sin caer en clichés, de tal manera que logra abordar un tema tan delicado (casi tabú en México), como es el de la violencia contra las mujeres y los feminicidios.

Dicho lo anterior, hay algunos puntos que no me agradan del todo:

La novela parece estar dividida en dos partes. Los sucesos que ocurren en la primera mitad, enfocada principalmente a la vida estudiantil de Gabriela y a sus actividades teatrales, pierden relevancia una vez que se introducen los eventos paranormales.

El profesor del taller de teatro cambia radicalmente de carácter sin una explicación, a mi parecer, satisfactoria, como si nos hubiéramos perdido un capitulo de su historia. Posteriormente se revelan ciertos aspectos de su pasado que pueden explicar tal transformación, pero da la impresión de ser una justificación en retroactivo de ese cambio.

Me parece que el papel de la protagonista pierde fuerza una vez que ocurren los elementos fantásticos, como si cediera su puesto a otro personaje. Esto se resuelve al final de libro, pero en el inter es un poco chocante esta salida de escena.

Admiro mucho el estilo de escritura de Chimal, que recuerda mucho a su forma de hablar. Incluso su tono de voz casa muy bien con el tono de su narración. Se disfrutan particularmente los pasajes donde se describen las actividades del grupo de teatro, el movimiento de los cuerpos en el escenario, las sensaciones de los estudiantes, la percepción de aquellos que observan, etc. Me atrevería a decir que solo por esos bellos pasajes vale la pena leer este libro. 

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Alberto Chimal tuvo la amabilidad de regalarme un poco de su tiempo para platicar más a detalle sobre su novela. Además, nos lee un pequeño fragmento. Pueden checarlo en el siguiente enlace.


* Para quienes deseen profundizar en su metodología, Chimal ofrece un curso de escritura creativa en Domestika y en su sitio web, además de un canal de YouTube con su esposa, Raquel Castro, donde abordan variados temas literarios, altamente recomendable. 


martes, 16 de abril de 2024

Michael Winkler: Grimmish

Idioma original: Inglés
Título original: Grimmish
Año de publicación: 2021
Traducción: Eduardo Iriarte
Valoración: Está muy bien

"El hombre es la única criatura que inflige dolor por diversión, consciente de que es dolor" (Mark Twain)

Quiero abrir la reseña con esta cita de Mark Twain porque, aunque en otros sitios (si es que hay sitios que hayan leído y reseñado este libro) puedan decir que es, al menos en parte, novela(falsa)biografíaensayocrónicadocumental, creo que la mejor definición de Grimmish es la de artefacto posmoderno acerca del DOLOR. 

Parte nº 1: artefacto posmoderno. La reseña del propio libro es el capítulo 1 del libro (bucle infinito, vaya) y ya nos da una pista de que lo que vamos a leer va a ser, como poco, peculiar. En páginas posteriores, notas al pie que incluyen digresiones, aclaraciones, citas y reflexiones, informes médicos o policiales, crónicas periodísticas, diálogos surrealistas, ruptura de la cuarta pared, y de la "lógica narrativa" seaesoloquesea, etc confirman ese carácter peculiar del texto y hacen que este oscile entre lo divertido y lo profundo, entre lo realista y lo surrealista, pero mantenga al lector enganchado a sus páginas.

Parte nº 2: acerca del DOLOR. Sí, todo ello para hablar del dolor físico y no físico, del dolor propio y ajeno, de la violencia, de nuestra actitud hacia ella, y de formas de entender o no la masculinidad. No solo, eso; otros temas aparecen de forma tangencial en el libro, como la "australianidad", el papel de las palabras, etc, pero el epicentro del texto lo ocupa, sin duda, EL DOLOR.

Para ello, Winkler se sirve de Joe Grim, púgil italoamericano de cuarta fila pero con una resistencia sobrehumana al dolor y que anda de gira por Australia allá por 1908-1909, del tío Michael (si es que ese es su verdadero nombre), testigo / acompañante de la tourneé pugilística, y del propio narrador/autor.

Es Grim un personaje fascinante, un tipo que habla como un sabio, que actúa como un bruto y que es un profeta del dolor. Su trabajo hace que las primeras páginas se deslicen a lo que parece una novela biográfica con el boxeo como centro, pero Winkler pone en marcha la batidora, pasa de guardia diestra a guardia zurda, juega con los límites de la ficción, cambia las alturas del golpeo, pasa de lo novelesco a lo ensayístico, de la sangre y la acción a lo reflexivo, se refugia en las cuerdas y nos acaba desarbolando con un texto torrencial y sorprendente que constituye toda una sorpresa y un reto para los lectores que busquen emociones fuertes y textos que se sitúen en los márgenes de la literatura.

P.S.: Grimmish fue un libro autoeditado. Autoeditados del mundo: no perdáis la esperanza

lunes, 15 de abril de 2024

J.D. Salinger: Narrativa completa


Traducción: varios
Valoración: imprescindible

Perdón por la omisión de un eventual interrogante. No sé si la caja que Alianza tiene en el mercado podría llamarse así, cuando pasados ya algunos años tras la desaparición del genio estadounidense no pasa demasiado tiempo sin que se especule con la posibilidad de que exista producción literaria que escribiera en el extenso periodo durante el cual vivió retirado de cualquier actividad pública o editorial. Sus incondicionales estamos en una espera permanente y no encontramos otro consuelo que las relecturas, y qué mejor y más cómodo que acceder de una tacada a todo lo que publicó.
Porque las instrucciones claras y tajantes se siguen cumpliendo a rajatabla. Sus cuatro libros siguen publicándose regularmente sin que se permitan prólogos, epílogos, textos introductorios o meras presentaciones. La obra del escritor, sea novela o cuentos, y con eso hay que apañarse mientras cualquier efemérides. Por supuesto, toda su obra se encuentra reseñada en este blog, junto a algunos textos que refieren a su autor y, me perdonaréis que encaje esto que más que una reseña es un anzuelo, pero la vigencia de los textos del escritor me parece absoluta e incluso más visible que nunca en estos tiempos extraños que combinan globalidad y exposición pública desaforada (promulgada sin decoro desde las RRSS) con retraimiento e individualidad exacerbada. 
De todo ello trató Salinger en una obra que es escueta y a veces críptica y deslavazada pero que su visión conjunta (aquí posible por una obvia cuestión práctica) permite disfrutar. Así que permitidme la licencia de una tenaz re-recomendación, por supuesto habrá quienes no hayan disfrutado aún del escueto recorrido de Holden Caufield expulsado de su escuela (qué envidia poder descubrir eso desde cero), pero sumergíos en la sutil trama en torno a la familia Glass que se encuentra combinada en sus relatos, no solamente para comprender cómo se trataron conflictos individuales y colectivos - el suicidio, la angustia, la depresión - con tal sutileza y precisión que influye en toda una corriente literaria (de Pynchon a Foster Wallace) e integra un corpus literario colosal, presente, moderno y, aunque nos estemos ya resignando en que pueda limitarse a estas cuatro obras (y Narrativa completa sea el título que la defina), probablemente definitivo.


domingo, 14 de abril de 2024

Manuel Azaña: La velada en Benicarló

Idioma original: castellano

Año de publicación: 1939

Valoración: Muy recomendable


Apenas unos meses después del levantamiento del 18 de julio, y ante la proximidad de los sublevados a Madrid, Manuel Azaña, presidente de la República, fija su residencia entre Valencia y Barcelona. Precisamente allí, en Barcelona, escribe La velada en Benicarló, reflexionando sobre la guerra que, aunque todavía duraría dos años más, empezaba a tener una perspectiva bien oscura para la República. La reflexión se hace extensiva a aspectos más amplios hasta constituir una especie de testamento político en el que Azaña expone sus convicciones sobre cómo debe funcionar un régimen democrático, el valor de la cultura y la necesidad de reconciliación. Hay un fondo de estupor y desesperación que recuerda a algunos pensadores del 98, y que también, claro está, entronca con el liberalismo jacobino que siempre profesó.

El texto tiene el formato de una charla entre diversos personajes, entre los que podemos distinguir al propio Azaña, junto a profesionales de diferentes tendencias dentro del arco político republicano. Podríamos ponerles nombres, en los que seguramente estaba pensado el autor, pero es lo menos importante. Aunque aparenta ser una dialéctica abierta, está claro que Azaña quiere transmitir, por encima de todo, su visión del momento.

Como fácilmente se deduce del hecho de estar escribiendo sus reflexiones al mismo tiempo que no lejos suenan las bombas, Azaña es, más que un político, un intelectual, lo cual siempre presenta el peligro de desconectar de la realidad social. Uno de sus personajes critica abiertamente que sueñe con ‘una República de gentes finas, sin muchedumbres, una República para la Academia de Ciencias Morales y Políticas’, republicanos de cátedra que hablan bajito y sorben tazas de té. Es consciente del reproche y no se defiende, probablemente porque es verdad. Por eso no entiende, o no puede sufrir, la salvajada, el descontrol, la ofuscación de los agresores pero también de algunos sectores rojos que defienden esa su República ideal, pero también otros objetivos que finalmente supondrían su propia negación.

Ante el panorama sombrío que se presenta, identifica los motivos por los que se puede perder la guerra: 

“La política franco-inglesa [de no intervención]; la intervención armada de Italia y Alemania; los desmanes, la indisciplina y los fines subalternos que han menoscabado la reputación de la República y la autoridad del Gobierno; por último, las fuerzas propias de los rebeldes”

La tercera de estas razones parece sumir a Azaña en el desencanto y la amargura: admite, admira y agradece el levantamiento popular contra los golpistas, pero la desorganización y la imposición de intereses partidarios han dado al traste, al menos en el momento en que escribe, con la capacidad de mando de los militares profesionales, quienes debían liderar una estrategia sólida como única forma de enfrentar la situación. Las milicias, los sindicatos y los comisarios políticos imponen sus criterios y a veces se boicotean o se enfrentan entre ellos. Cada uno hace, nunca mejor dicho, la guerra por su cuenta, y los momentos heroicos se quedan en episodios puntuales y poco relevantes para la defensa de la República. El pesimismo y tal vez la falta de energía del presidente alimentan, y quizá exageran, esa visión frustrante del momento.

Que nadie piense en equidistancias, Azaña es un ferviente republicano ya desde antes de la dictadura de Primo de Rivera, alguien que cree en un Estado moderno y en la posibilidad de la convivencia aunque en ese momento resulte algo ilusorio. Cometió errores graves y quizá anduvo escaso de capacidad para maniobrar en momentos difíciles, bien sea por sus propias limitaciones, o por lo explosivo de la situación. Pero es ante todo un demócrata que para detener la sangría y salvaguardar las libertades está dispuesto a casi todo. Como algunas otras (pocas) voces de la época, intenta mantener el conocido lema de “Paz, piedad y perdón”, con muy poco éxito desde luego. Una proclama tal vez demasiado ingenua, o un llamamiento desesperado por frenar el derrumbe.

Con su prosa algo decimonónica y un modo de razonar en abstracto tan lejano a nuestra política de hoy en día, el libro ofrece un punto de vista diferente, en buena parte ignorado al verse sepultado por las circunstancias, pero que merece mucha la pena conocerse. Y de paso deja otra reflexión que parece pensada a propósito para los tiempos actuales:

“A muchos españoles no les basta con profesar y creer lo que quieran: se ofenden, se escandalizan, se sublevan si la misma libertad se otorga a quien piensa de otra manera”