jueves, 22 de septiembre de 2016

Rubem Fonseca: El seminarista

Idioma original: portugués (de Brasil)
Título original: O seminarista
Año de publicación: 2009
Valoración: divertido

Sí, somos todos muy cultos, hemos leído el Ulises en el inglés original y nos hemos tragado los siete tomos de En busca del tiempo perdido, tenemos la Divina comedia en la mesilla de cabecera y La montaña mágica en el baño... pero ¡qué bueno cuando un libro, aunque no sea "Alta Literatura", nos agarra y nos engancha y nos hace perder la noción del tiempo, y no podemos dejar de leerlo hasta que lo hemos terminado! ¡Qué placer tan simple y tan poderoso! ¡Y qué pocas veces pasa!

Bueno, pues eso es lo que me pasó con El seminarista de Rubem Fonseca: lo empecé en un viaje en tren entre Oporto y Lisboa, me metí en la historia, con los personajes y sobre todo con el lenguaje, y para cuando quise darme cuenta estaba en la estación de Lisboa Oriente y casi tres horas de mi vida que podían haber sido espantosamente aburridas se convirtieron en tres horas de diversión.

El seminarista, como buena parte de la obra de Rubem Fonseca, es una novela policiaca, o mejor, como ahora está de moda decir, una novela criminal, muy próxima del género del hardboiled americano. El protagonista es José (Zé), un ex-seminarista transformado en asesino a sueldo, que un buen día decide retirarse. Pero cualquiera que haya leído unas pocas novelas policiacas sabe que retirarse de un negocio así tiene consecuencias: el Seminarista sabe demasiado (o ciertas personas poderosas creen que sabe demasiado) como para dejar que se vaya a su casa sin más consecuencias.

En realidad, la trama policiaca, entendida como misterio que hay que resolver, no tiene demasiada importancia en la novela. El Seminarista es acosado, no sabemos bien por qué, y la mayor duda es si conseguirá escapar a este acoso o terminará sucumbiendo. La resolución puede resultar satisfactoria, en el sentido de que ata todos los hilos sueltos, pero también es un poco ex machina, y por eso mismo un poco decepcionante. Tampoco la subtrama amorosa, bastante estereotípica, es lo que consigue atrapar al lector y mantenerlo pegado al libro.

Pero hay dos rasgos que hacen que esta lectura sea divertida, independientemente del suspense de la trama. El primero es el humor. Los primeros capítulos de la novela, en los que el Seminarista cuenta algunos de sus "trabajos" de una forma despreocupada y amable contribuyen a que el lector se enganche con la lectura, y también a que sienta simpatía por un asesino que tiene sus límites (no mata animales ni niños, y muy raramente mata mujeres) y que es capaz de reírse de sus superiores, de sus colegas y de sí mismo. La violencia es brutal (asesinatos, palizas, torturas, traiciones) pero se cuenta con una gracia "tarantiniana" que parece hacerla menos dolorosa.

El otro elemento que destaca y que hace la lectura ligera y divertida es la lengua. A lo mejor sorprende que haya colocado en el encabezamiento que está escrito en portugués de Brasil: normalmente no decimos "español de Argentina" o "inglés de Estados Unidos". Pero es que en este caso el portugués de Brasil, coloquial, creativo e irreverente, combinado con un uso irónico del latín (el protagonista estudió temporalmente en un seminario, recuerdo) contribuye a que la lectura sea rápida y divertida, cargada de ironía y de autoconsciencia. De hecho, hay unos pocos momentos en los que Rubem Fonseca utiliza ese estilo coloquial, vulgar a veces, para tratar temas "elevados" (un pasaje sobre la batalla de Alcazarquivir es antológico) con resultados magníficos. Qué pena que lo haga pocas veces a lo largo de la novela.

No sé hasta qué punto habrá conseguido el traductor mantener este lenguaje fresco del original sin que suene a pastiche (yo lo he leído en portugués, que para algo vivo en Lisboa), pero incluso si se ha traducido en español más o menos estándar, la novela es lo suficientemente divertida como para merecer la pena. Afortunadamente hay varias obras de Fonseca traducidas al español además de esta, así que podemos disfrutar de un escritor de novela criminal al estilo de Hammett o Chandler, pero adaptado al Brasil actual.


Del mismo autor: Bufo y Spallanzani, El gran arte, Vastas emociones y pensamientos imperfectos

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, es para llamarle la atención sobre una novela recien salida en Amazon. Se el rio de la roca amarilla (Mitziadasi, o algo asi)
Muy entretenida y que te hace pesnar en la fragilidad del mundo. Saludos

Milo Garret dijo...

Acabo de terminar la novela y googleando me encontré tu comentario. Yo la leí en castellano y creo que pierde mucho, pero en líneas generales acuerdo 100% contigo, de hecho, algo sobre eso escribí, aunque mucho más breve y menos elegantemente que tú:
https://elfalsodetective.blogspot.com/2018/12/el-seminarista-rubem-fonseca-2009.html
Gracias por esta lectura compartida, virtual y a la distancia!
Acuerdo con que los primeros casos contados, como bien dices, tarantinescamente, son lo mejor de un libro, que en general fluye y es difícil de soltar