lunes, 13 de noviembre de 2017

Nuestros Autores Olvidados #8 Maksim Gorki: La madre

Idioma original: ruso
Título original: Мать (Mat´)
Año de publicación: 1907
Valoración: Recomendable


Es indiscutible que Maksim Gorki es uno de los tíos más feos que han podido verse desde que los cromañón triunfaron en la línea evolutiva del hombre. Pero aparte de esa evidencia, Gorki fue también el abanderado del realismo social ruso, y un autor completamente implicado con los ideales revolucionarios que cristalizaron ahora hace justo cien años. Tras mucho batallar por sus ideas, parece ser que se las tuvo tiesas con el mismísimo Lenin y, en un largo tira y afloja durante el stalinismo, acabó cayendo en desgracia, no sin que antes su ciudad natal, Nizhni Nóvgorod fuera rebautizada con su apellido, lo cual no sé si es exactamente un premio. Vamos, como si la plaza de la Concordia estuviese en Voltaire, o la Giralda en Cernuda. Pero ya he vuelto a irme por las ramas.

La posición militante de Gorki fue siempre inquebrantable y queda patente en su obra, de la que ‘La madre’ es el ejemplo más significativo y reconocido. Digámoslo ya: todo el relato está hecho al servicio de la causa, la emancipación del proletariado, el despertar a una ‘nueva fe’. La acción se sitúa justamente en un periodo embrionario, en el momento en que pequeños grupos, integrados generalmente por jóvenes, toman conciencia de la situación y comienzan a expandir sus ideas entre los obreros, algo muy próximo a la excepcional ‘Germinal’, escrita unos cuantos años antes.

El Étienne de Zola es aquí Pável Vlásov, cuya madre asiste atónita a la transformación de su hijo en algo desconocido: un joven que no bebe, lee libros y se expresa sin la rudeza de sus vecinos, a veces de forma ininteligible para ella. La madre es entonces una especie de alegoría de Rusia, una mujer ignorante y devastada por la brutalidad y el alcoholismo de su marido -por lo demás muy poco diferente del resto de los hombres. Es ésta una imagen fijada como una maldición en la literatura rusa de la época. Como también observamos en otras obras, por alguna parte aparece una voz que clama contra ese país primitivo e inculto, pero Gorki va más lejos: ya no se trata sólo de un intelectual en su torre de marfil, sino de un fuego con vocación de extenderse entre los oprimidos, entre los trabajadores de las ciudades, de las fábricas, que tímidamente, aun con miedo, van sin embargo asimilando el mensaje liberador.

Pável es el cabecilla del movimiento, a su alrededor se mueve un pequeño círculo de jóvenes comprometidos, y la madre pasa lentamente del terror ante ideas subversivas que no entiende bien, a descubrir más bien a golpe de intuición el atisbo de un mundo futuro en el que será posible recuperar la dignidad, salir de la miseria, abandonar el estado de postración al que la vieja Rusia, el poder del dinero y la violencia han relegado durante siglos a los de su clase.

Como decía al principio, todo el libro está orientado a enaltecer estos principios con un objetivo didáctico. Pero esto tampoco quiera decir que carezca de valores literarios. Los personajes son simples aunque están bien dibujados; no busquemos sutilezas psicológicas, sus matices tienen que ver con su posición en relación con el ideal revolucionario, y sólo con ello: el hosco Vessovchikov va por libre, siempre echando de menos acciones más contundentes; el entrañable Andrei encarna el aura romántica de la lucha, mientras que Rybine presenta un sesgo mesiánico también interesante. Pável, el héroe, representa a su vez al estratega que estudia sin descanso, elabora planes y tiene muy claro lo que hay que hacer. Finalmente, la madre es la ingenuidad y el buen corazón de las gentes sencillas, la materia prima que hace posible la revolución. También es cierto que a la hora de expresarse, casi todos los personajes tienen la misma voz, incluida la propia madre. Pero estaría mejor decir que Gorki sólo permite esas voces y excluye expresamente tonos diferente tales como discusiones teóricas, o las intervenciones técnicas en un juicio. No quiere desenfocar la atención con cuestiones complejas o laterales, de manera que sólo tenemos la sencillez inicial de la madre y su posterior incorporación al coro que lanza sus proclamas y exhibe su aguerrida forma de vivir a la menor ocasión.

Algo parecido pasa con el argumento. Sí que existe un cierto crescendo con la progresiva infiltración de las ideas socialistas en las fábricas, su aceptación creciente por grupos cada vez más amplios, y la paralela asunción de esas ideas por parte de la madre. Pero el ritmo tampoco es gratuito, está también estrechamente relacionado con el mensaje, y hace posible exponer algunos puntos esenciales de la estrategia revolucionaria, primero los episodios de agit-prop en las fábricas, y más adelante la difícil tarea proselitista en el mundo rural.

No obstante lo dicho, aunque desde el primer momento uno es consciente de lo que tiene delante y de lo que puede esperar del libro, éste se lee con agrado. Hay que reconocer que a veces los discursos se hacen un poco pesados por reiterativos, que el trazo resulta algo maniqueo y se echa en falta algo más de humanidad, pero en general está escrito muy pulcramente, intenta, y creo que consigue casi siempre, mantener la atención del lector, colocándole claro está el mensaje, pero sin apabullarle, y concediéndole también algo de intriga, de entretenimiento, pedagógico pero digno. Sin olvidar ese espléndido capítulo-escena final, cinematográfico donde los haya y sumamente convincente.

Posiblemente el canon gorkiano no está tan lejano de aquella anécdota –apócrifa o no- que se atribuye a Bertolt Brecht, según la cual éste tenía junto a su escritorio un burro de madera con un cartelito colgado al cuello que decía ‘Yo también debo entenderlo’.

22 comentarios:

Carmen dijo...

"Es indiscutible que Maksim Gorki es uno de los tíos más feos que han podido verse desde que los cromañón triunfaron en la línea evolutiva del hombre".
¿¿¿??? ¿Ein? ¿Qué aporta esto a la reseña? En mi opinión, nada, y me parece de bastante mal gusto.

Carlos Andia dijo...

Bueno, no todo el mundo tiene el mismo sentido del humor. Siento que no te haya gustado esa introducción, aunque estaría bien saber qué opinas del resto, Carmen.

Por lo demás, gracias por tu comentario.

Lucas Despadas dijo...

La belleza de los escritores está en sus ideas y obras. No en sus caras. Estoy con Carmen; totalmente irrelevante me parece esa introducción, Carlos. No sé que tiene que ver con el libro que Gorki fuera guapo o feo. Por lo demás, no he leído a ningún ruso de esa época, así que siento no poder aportar mucho.

Oriol dijo...

Espero que se este comentario se tome como una apreciación personal y que no ofenda a nadie.
El caso es que encuentro que esa frase inicial solamente era una broma inofensiva, un pregalómano simpático. Por tanto, juzgar si tiene que ver o no con el libro no me parece adecuado; más bien está revelando que la reseña no posee la intención de sentar cátedra, que está escrita con desenfado. Punto.
Si es un comentario de mal gusto o no, eso ya queda a la consideración de cada cual. A mí, personalmente, no me escandalizan ese tipo de "ataques" nada malintencionados hacia personajes históricos; es como cuando se dice que Napoleón es bajito.
En fin, buena reseña, Carlos. Pese a la importancia literaria de este hombre y su posición en la corriente literaria del realismo social de su país, jamás me ha convencido ninguno de sus libros. Siempre pasa lo mismo: veo un libro en el anaquel de la biblioteca, lo cojo, leo la contra cubierta y lo dejo donde estaba. No sé por qué será que no me animo.

Carlos Andia dijo...

Vaya, menos mal que me queda Oriol, estaba empezando a pensar en que debía suprimir por completo cualquier atisbo de humor en mi lenguaje porque nadie parecía en disposición de entenderlo. Pero Oriol me ha tranquilizado un poco la conciencia. Gracias, amigo! En fin, podría hacer algún comentario más sobre el asunto pero sinceramente creo que no merece la pena.

Sobre el libro en sí, pues recomendar a los que no lo conocéis que le deis una oportunidad. Quizá no os arrebate pero no deja de tener su valor si se lee aceptando el tipo de literatura que vamos a tener delante.

Saludos a todos.

Oriol dijo...

A mandar, compañero ;)
Creo que le daré una oportunidad al autor. ¿Algún libro suyo más propicio para iniciarme con él?
Mil gracias, Carlos

Anónimo dijo...

Leí "La madre" hace muchos años. Me emocioné frente a esos personajes tan sufridos, y rectos, reinvindicados, redimidos por la gloriosa revolución bolchevique.

Pero como dije en otro comentario: han pasado muchas aguas bajo el puente. Hace poco intenté releerlo y solo pude avanzar unas pocas páginas. Todo me sonaba a pasquín, a propaganda revolucionaria pero antigua, como esos viejos afiches con la cara del soldado y del campesino ruso de perfil, como un discurso de Fidel de siete horas frente a un auditorio atontado que ruega que termine pronto...

Saludos desde Buenos Aires

Alfredo

Interlunio dijo...

Yo tampoco comparto el encabezado de Carlos. Y lo hago por tres motivos:
1- Una importante revista como lo es Cell, sacó a luz a principios de este año un gran trabajo científico de una universidad de Washington, que demostraba que el homo sapiens europeo y Asiático, a pesar de que lleva cincuenta mil años sin pasarse de ecologista y cruzarse con el neandertal, al día de hoy, conserva un considerable porcentaje de material genético de puro neandertal. A él le debemos nuestro crecimiento de uñas y pelo, nuestra adaptación al frío y que la gran mayoría de la población no padezca de esquizofrenia. Algunos superan el 3%, la mayoría tenemas entre un 1 y un 3, y otros menos. En fin, que considerando el frio que hace en Rusia, no me cabe duda de que la caripela del señor Gorki sea más cosa de neandertal.
2- el tío tenía un pelaso.
3 - creo que no has visto aún una fotografía del gran William T. Vollmann, Carlos. Si la ves, no solo descartas de que el hombre no use móvil en 2017 porque se leyó los presagios de Foster Wallace sobre las videollamadas, también puedes entender porque cuando no está en una guerra está encerrado en casa escribiendo novelas de 900 páginas.

En fin. Yo me sumo a Oriol. El chiste puede gustar más o menos, pero está claro que Carlos no pretende decir que la belleza tiene algo que ver con la obra.
También me gustan las introducciones que no tienen nada que ver con lo que viene después. Una reseña también es un texto, y también debe buscar el autor tratar de enganchar a ella. Al menos, arriesgar. El riesgo tiene mérito. Así como el dejar la "profesionalidad" a un lado. ¡Qué sería de Pulp Fiction sin sus dos personajes no nos introdujeran a la película hablando sobre nombres de hamburguesas y masajes de pies!

En fin. Leí el libro hace tiempo. Me parece muy acertado que en tu reseña menciones más de una vez la importancia de saber lo que uno tiene entre las manos. O sea, saber quién fue Gorki y cuáles eran sus intenciones.
Es muy valorable, incluso admirable, valorar una obra únicamente por la obra en sí. Pero muchas veces, es inevitable leer la novela sin tener en cuenta quién la escribió y cuándo lo hizo.
En el caso de Gorki, un huérfano que a los 11 años dejó la educación para trabajar y mantener a su abuela, y que a partir de ahí todo lo aprendió como autodidacta en los tiempos que su condición de peón se lo permitía, tiene mérito. Tiene mérito y, creo, no solo explica que sus novelas no sean obras cumbres, técnicamente hablando, explica también que sabía de lo que hablaba cuando hablaba de trabajadores.
Posiblemente, Gorki escribiendo novelas sea de por sí el mayor de sus mensajes.
Y, como bien repite Carlos, para valorar la obra es necesario tener en cuenta todo cuanto la rodea. Pienso yo.

Juan G. B. dijo...

Yo iba a empezar una reseña de Chéjov recordando que estaba buenorrro, pero ahora ya no sé... ¿Tolstoi? Igualito a Fernán-Gómez... ¿Pushkin? Un airecillo a Lenny Kravitz... Dovstoievski, alopécico perdido; Gogol, peinado como Javier Bardem en "No es país para viejos";Babel, miope y regordete; Bulgakov, un aire entre Sheldon Cooper y Jon Hamm... Y así todos.
Habrá que reseñar sólo anónimos ; )

Anónimo dijo...

Es cierto lo que dice Interlunio de que uno debe tener en cuenta el contexto. Pero quizás tanto contexto del autor haga que la fecha de caducidad de la obra sea más cercana. ¿Qué hace a un libro una obra maestra o algo diferente a los demás? Quién lo sabe y, además ¿obra maestra para qué lector?.
Dostoievski (o cómo se escriba) también escribió en un contexto determinado (de anarquista pasó a ser furioso más zarista que el zar, al punto que se oponía a todas las reformas de apertura de Alejandro), pero sin embargo creo que su obra va a perdurar más que la de Gorki.
Solo opiniones.
Saludos
Alfredo

Carlos Andia dijo...

Muchas gracias a Interlunio por sus puntualizaciones científicas. La próxima vez intentaré afinar más en estos asuntos evolutivos, que reconozco que no son mi fuerte. Y, desde luego, aprecio cómo has entendido el sarcasmo.
Comprendo la sensación de Alfredo ante una prosa que puede parecer panfletaria. Pero si algo he pretendido poner en valor es la capacidad de Gorki para dibujar un contexto social muy concreto, la miseria económica y moral de una sociedad embrutecida, y cómo algunos pugnan por abrir paso a a una realidad distinta, que en ese momento aparecía como la única liberación posible. En ese sentido, la imagen, aunque algo ingenua, no deja de ser acertada, y además tampoco desprovista de valor literario.
Digamos que no será una lectura imprescindible, pero sí bastante oportuna cuando uno busque un cambio de registro.
Gracias a los tres por vuestras opiniones.

Carmen dijo...

Yo no digo que Carlos haya pretendido vincular la belleza de un autor con su obra, pero que me ha llamado mucho la atención ese comienzo y me ha parecido innecesario.
Lo primero que se me vino a la cabeza fue que un comentario similar sobre una mujer sería inconcebible... ¿os parecería adecuada una reseña sobre, por ejemplo, la película "Mujeres al borde de un ataque de nervios", que comenzase con "es indiscutible que Rossy de Palma es una de las tías más feas que han podido verse desde que los cromañón triunfaron en la línea evolutiva del hombre"? ¿Nos parecería machista o nos parecería que sólo era una broma? Sé que estoy metiendo otro factor en la ecuación, pero como digo es lo primero que se me vino a la cabeza.
Después he pensado en otros ejemplos de hombres en los que pudiéramos hablar de la obra de alguien comenzando por referirnos a su estrabismo, obesidad... y no me parece muy del estilo de ULAD (y, lo siento, no me hace gracia).
Dicho esto, gracias en cualquier caso por la reseña, Carlos. No he leído el libro y mi bagaje literario en este caso no me da para opinar siquiera sobre el contexto, pero siempre me gusta leer vuestras reseñas para seguir agrandando mi interminable lista de "libros pendientes" :)

Anónimo dijo...

He buscado sus fotos y tan feo no era. Era distinto.
Feo es pegar a un padre, eso sí que es feo.

Carlos Andia dijo...

Sí, Carmen, la verdad es que si hubiera dicho algo así sobre una mujer, mejor sería que fuese haciendo las maletas. De todas formas, estás en tu perfecto derecho a criticar esa pequeña broma, o cualquier otra cosa, faltaría más. Te agradezco las matizaciones, e igualmente que hayas querido pasarte por aquí y opinar.

Pero Juan, ¿es que has hecho la colección de cromos 'Maestros de la literatura rusa", o algo así? Justamente, había pensado comentar el contraste de Gorki con el atractivo intelectual y burgués de Chéjov, pero casi que lo dejo, no sea que se me abra otro frente.

Saludos!

Juan G. B. dijo...

La culpa es de las facilidades que da Google y de que me he enviciado en este blog... Prometo que yo antes era de los que no miraba nunca qué pinta tenían los escritores, casi ni los que salían en las solapas, y ahora miro en Google earth incluso los lugares donde se desarrollan los libros (a veces)...

Interlunio dijo...

Aclarar, Carlos, que tu afirmación sobre los cro-magnon fue correcta; efectivamente, los sapiens somos una evolución suya y los neandertales son un homínido extinto. De todas formas, y dentro de la broma, lo que mencionaba sobre el descubrimiento es real. Cosa importante si tenemos en cuenta que Darwin volvió a tener razón y los híbridos son quienes siempre han tenido más oportunidad de supervivencia. Vale aplicar este ejemplo de la naturaleza si piensas renovarte el coche y, también, si crees que ocho apellidos catalanes son mejor que siete + un García.

Alfredo, estoy de acuerdo contigo en que Dostoievski y Gorki juegan en ligas distintas. Sin duda. Pero la propia implicación del trabajador en que sus condiciones sean míseras es algo tan actual como antaño. Sin ir más lejos, es la causa de que hoy consumidores y productores sean los que menos poder de decisión tienen sobre un mundo globalizado y controlado por los distribuidores.
Volviendo a los neandertales, solemos tomarlos por tontos, pero los tíos vivieron 200.000 mil años en este planeta y nosotros no llegaremos a los 40.000.

Y sobre el tema de la belleza en los escritores. Recuerdo que hace un tiempo leía una entrevista donde un medio Francés le decía a Le Clezio si acaso no había recibido el Nobel por ser el guaperas de los candidatos. El autor contestó que podría tener algo que ver, lamentablemente.
Decir, que la semana pasada acabé las 403 páginas de su novela "Desierto", y llegué a la triste conclusión de que, si la academia le dio el premio por sus cualidades físicas, al menos, se lo dio por algo.

Un saludo.

Marcela dijo...

Hola!! Carlos! Al leer tu reseña me causó mucha risa tu sentido del humor, saliendo un poco de los cánones de formalidad...
Cuántas veces no nos reíamos de los maestros ó de los amigos sin motivo de herirlos, sólo por humor.
Saludos y a disfrutar la vida!!

Anónimo dijo...

En que foto lo ves feo a Gorki? Acabo de googlearlo y es un hombre hermoso.

Antonieta dijo...

Cada día leo tu blog Carlos que me parece buenísimo, muchas gracias. Nunca había comentado hasta ahora. Queria hacerlo con La Vorágine pero al final nunca concreté (libro genial que siento terminé de leer solo cuando fui a la selva, así de motivada me dejó. También pienso que esta novela no ha sido valorada lo suficiente). Ahora lo hago para opinar que en mi caso me extrañó el inicio de esta reseña, como que iniciaste con otra pluma. Fue tal mi extrañeza que me pasó por alto la broma. Raro... tuve que leer dos veces el primer párrafo porque de verdad siento que no es tu estilo ni es la tónica del blog. Además, también fui a mirar la cara de Gorki a Google y no me pareció feo. En resumen, me quedo con tu estilo no "bromístico" o más bien, con otro tipo de bromas. Un abrazo enorme y gracias de nuevo. Antonieta

Carlos Andia dijo...

Aunque en ningún lugar conste que Jesús riera, la risa es algo sano y necesario, en mi opinión incluso cuando se habla de libros serios y autores respetables. Pero, por terminar ya con el tema, al menos por mi parte, veo, como no podía ser de otra forma, que no todos están de acuerdo en a) la oportunidad de la broma, y b) su contenido o dimensión humorística. O sea, que hay a quien no le ha gustado que introduzca el chiste, a quien no le ha hecho gracia, y ambas cosas. Y luego está Marcela (y un poco también Interlunio, no sé si Juan), que se ha reído, que era de lo que se trataba, nada más.

Y ya sólo una precisión para Antonieta. El blog no es mío, sólo soy un colaborador entre otros varios, y por eso seguramente te ha chocado el aparente cambio de registro. Mis compañeros (o al menos sus reseñas) son mucho más respetables, y su humor -que también lo tienen- más inteligente y oportuno, así que no dejes de acompañarnos y aportar tus opiniones.

Un saludo a todos.

Antonieta dijo...

JA,JA,JA!!!! No me digas! Gracias por la aclaración Carlos. Genial, de ahora en adelante me aplico con los comentarios también para no andar tan perdida como ahora. Abrazos

Carlos Andia dijo...

Siempre a tu disposición. Un saludo